jueves, 9 de diciembre de 2010

IGNORANTIA IURIS NON EXCUSAT... SED SCIENTIA ¡¡¡

1.- Mi hija ha visitado este fin de semana un parque infantil de atracción que se ocupa de simular a nivel idiota (me niego a calificarlo como nivel infantil, porque incurriría en la falta máxima de respeto en que un padre puede caer, pensar que su hijo tiene por falta de experiencia y edad una deficiente capacidad intelectual tanto de procesamiento como de almacenaje; y a la vez en un error que tengo bien comprobado, y que ciega al que ve a los niños como sujetos inferiores de relación, cuando su capacidad de aprendizaje y crecimiento nos supera estratosféricamente, de modo que cuando situamos en su escenario preguntas que nos conciernen hallamos respuestas infinítamente mejores que las nuestras¡¡¡) un conjunto, siquiera parcial, de actividades sociales y profesionales que esperan en la edad adulta a sus usuarios.

Como novedad, mi hija relata que le ha correspondido con otros niños ser diputada, dividiéndose en dos grupos, cada uno dotado de un juego de papeles con posturas distintas, que debían designar un portavoz, para debatir sus puntos de vista con el del otro grupo.

Le pregunté cuál era el objetivo, o quién ganaba, porque en ese parque hay una recompensa en dinero ficticio (curiosamente, ese dinero no compra nada, ni chuches, que no sea...el acceso a un mejor trabajo¡¡¡): no supo decirme ni cómo se ganaba en ese juego, ni qué grupo ganó en esta ocasión...

Decidimos reirnos pensando en que ganaba el grupo de niños que se llevaba a su casa más cosas del parque, hurtadas durante los debates, en castigo por su esterilidad.

2.- He descrito en multitud de ocasiones el avance social que constituye el abandono individual de la violencia en favor de un usuario monopolístico, colectivo, y legitimado por el voto de los que tienen la capacidad de ejercerla. Curiosamente este discurso tan manido suele eludir el dato de que el que renuncia a la fuerza ha de ser fuerte... y generoso, ya que en ese negocio sólo pierde.

He exteriorizado, pese a lo políticamente incorrecto de tal pensamiento, que nada vale el voto de quien no tiene fuerza alguna, ya que nada da al común, y sólo se hace párticipe por la rápidamente olvidada bondad del fuerte, incorporando su debilidad al caudal de calidad del que dispone el cuerpo social que lejos de eliminarle, y aún de tolerarle, incluso de cuidarle y mimarle, se inventa una culpa en su dolencia para aceptar que sobreponga su papel al del fuerte, quizá aún olvidando que tal decisión podría valer como expiación de una culpabilidad por demostrar (generalmente planteado por ese débil; generalmente puesta en cuarentena su crítica independientemente de las razones que la asistan, y por causa del número de los débiles, unido a su capacidad de impresionar la virtud del bueno fuerte; de modo que no hay más alternativas, y manda el fuerte malvado, o el débil igualmente malvado: El listo débil físicamente opta inmediatamente. Nunca vencerá al listo fuerte... salvo que ponga en su contra a los débiles uy tontos, y sea capaz de consagrar reglas del juego que den valor a la posición de esos desechos, lo que pasa necesariamente por convencer a los listos fuertes... Culpabilidad es la receta.

Un paso más allá: el listo ha de compartir opinion con otro listo, independientemente de su fuerza; si es así, sólo el temor que le genera que el fuerte se arrepienta de su tolerancia, puede llevarle a apartarse de esa posición compartida de dirección.
Y sólo la mentira (culpabilidad, olvido o ignorancia del origen piadoso de la tolerancia, etc...)puede sostenerle, por lo que ya hemos llegado a la conclusión de la maldad en esas posiciones.

Un pasito más: aparece un listo o conjunto de ellos más o menos fuerte (fisica, economica, socialmente...) que es lúcido acrca de esa posición malvada, y que por su exiguo númenro no se ve capaz de competir con la "falsa élite" de mediocres mentirosos y débiles que ocupan el poder sólo gracias a la manipulación y la mentira.

Podemos encontrar ahí dinastías de gobierno encarnadas en religiones, imperios, conglomerados empresariales, nucleos inatacables de formación y transisión de información u opinión...

Todo debido a la generosidad mal entendida, ya que aún si incorrecta, una postura impuesta a todos por la fuerza permite un desarrollo mayor que otra cierta y no imponible a nadie, que convive en igualdad con otras falsas.

3.- En paralelo a todas estas situaciones, la Historia avanza impertérrita generando para explicar su mecánica explicaciones que adquieren la categoría de leyes a pesar de no haberse acordado por cuerpo social alguno, ni contar con componentes de justicia medidos, como mínimo, por la presencia en la mayoría de las almas...

Los hombres viven gobernados por dirigentes mediocres y espureos, que ni saben i quieren generar normas ficacpara el crecimiento de la comunidad.
Tempranamente se alumbra en la vida jurídica romana la Fictio Iuris, la mentira que permite por comunmente aceptada (o sea, por la misma razón que se aprueban las leyes, pero sin seguir el trámite que pasa por esos ineptos corruptos)que una norma inservible (no parece dificil encontrar la causa de su obsolesccencia, si no de su radical inustia)que las situaciones a las que afecta puedan desenvolverse con eficacia.


El punto 1 muestra la percepción común del problema que causa el punto 2, y que nos hace vivir en la mentira del 3 (ya que de no aceptarla, sería insoportable la vida bajo las normas creadas por esa escoria.)

Al fin, veo bondad sincera en casi todas las posturas políticas y filosóficas, aún si adolecen de ingenuidad o se tiñen de complejos personales sus autores.

Menos en una.

Socrates muere al estúpido grito que confunde ética y moral: más vale sufrir la injusticia que cometerla...(????) Un cuñado mío dice que cuando baja a mi sobrina al parque prefiere pedir perdónn que explicaciones...¡¡¡

4.- No me tengo por el más lúcido del mundo, pero creo que he expuesto con claridad que la designación representativa se ha sustituido por la democrática (hasta ahí, bien...), y luego cómo se ha confundido a la una con la otra...

Si renunció el fuerte físico o económico, es cuestión de tiempo que la regla la vuelvan a imponer o, peor, que parezca que la imponemos entre todos mientras que el cuerpo social es violentado por esos fuertes, en presencia de unas normas que ni se aplican ni permiten la rebelión.

Pero es que si fué el mental, ay bendito¡¡¡¡ Ahí no hay pautas para la descripción... Los mediocres despreciando, y aún ejerciendo de fuertes físicos o económicos sin serlo, todo por el número......

No se si el cansancio o el asco me impiden progresar en la descripción de esta variable, que es sin duda la descripción del mundo actual. Prefiero dar otro paso.

5.- Nunca más que hoy ha sido crucial en todos los sentidos el cultivo de la Fuerza, llamada Santidad, KI, perfección, o de cualquier otro modo.

La Justicia impone que prevalezca la Bondad, y es evidente que los débiles que mandan no lo hacen para el cuidado de todos los débiles, sino para abusar de los débiles que no mandan, llamando para ello a algunos fuertes en su auxilio, si es necesario. También es obvio que la renuncia a la fuerza no ha acarreado el dominio de la razón, de la fuerza mental, ya que la estupidez es característica entre esa clase que se afana en mandar, y que sólo muestra una especial habilidad para conseguirlo.

Quizá este sea el nucleo del problema: sin ninguna utilidad, y aún siendo muy perjudicial, hay una habilidad humana que no aporta capacidad de supervivencia ni productividad, ni felicidad al común, sino sólo un mejor acceso de quienes la tienen a los puestos de gobierno, capacidad que necesariamente ha de ser acompañada por la de mantener engañados a quienes sustentan al parásito, o de otro modo, este desaparecería.

Podría a la inversa razonarse que quienes ocupan esos puestos son la remora descrita, y deben ser extirpados de sus funciones sin mayor espera.

5.- Retomo e hilo un día después: el perezón inmenso que me ha generado leer lo anterior me hace compadecer a quien se adentre desprevenido en sus contenidos; y también ir sintetizando, para llegar a algún lado

(VALE, SI RECUERDO DÓNDE QUERÍA LLEGAR. SÓLO ES QUE LO QUE IBA A SER UN HILO SE VA A CONVERTIR EN UN PAISAJE CON UNA PUERTA AL FONDO)

El desarrollo del modelo democrático es sólo un lujo que permite la construcción del Estado. Ha de haber un poder que garantice en un territorio a todos sus ocupantes la estabilidad de las reglas de convivencia, y a partir de ahí, que ese monopolio de Fuerza lo ejerza en efecto el fuerte, o se atribuya a quien designe la comunidad, depende del grado de generosidad del fuerte.

Igual al hacer interactuar Estados enfrentados.

Hoy, el problema es el olvido: las guerras no se culminan, ya que la demostración de la superioridad bélica sólo puede alcanzar el retórico objetivo de, precisamente, demostrarse quién era más fuerte.
A partir de ahí, cuídese el vencedor de seguir adelante en su despliegue. El vencido tiene "derecho" al abandono de su territorio por el vencedor, e incluso a ser indemnizado por los daños, como si todo hubiera sido un juego.

En el ámbito interno, la Ley defiende su modernidad abatiendo al superior que descuella, dando poder al mediocre cuyas ocurrencias aplaude el vulgo mientras nos arruinan... Pero...

¿Qué sucede si recuperamos memoria y lucidez, si abandonamos el complejocon el que se quiere debilitar al fuerte, si negamos una culpa por ser más altos, inteligentes, fornidos, analíticos, connaisseurs,...apasionados con destrezas que se ejercitan donde sólo hay grises mediocres?

Recuperando la memoria del abandono de la Fuerza, recordaremos también que su motivo fué el cuidado del débil; y veremos que ese objetivo ni se plantea por los que han recibido nuestro encargo de gobernar.

La obediencia a la Ley recupera una textura antigua y fronteriza, se vuelve a plantear como decisión individual del que tien ecriterio para discernir sus efectos, y sabe que es de los que ha cedido Poder, por lo que pertenece al grupo de los que pueden decidir la retroacción de tal cesión.

Quizá el pavor ante esa posibilidad motiva los numerosos medios de hipnosis que el político usa para permanecer en su lugar una vez demostrado lo pernicioso que ello resulta, ya que a la vez que él, pierden esos votantes-parasitarios que no tienen otra cosa que ofrecer al bien común que su número en la urna, mientras que obtienen a cambioventajas cedidas por los que producen.

En fin, concluyo, admito la inexistencia actual de modelo alternativo; por eso propongo una vía individual de pensamiento y acción resistentes, a desarrollar por esas élites de fuerza e inteligencia que se niegan a servir al poder político, entre arcadas de asco.

Es ético el icumplimiento de la Ley injusta; pedagógico para los observadores, y aún plástico para el comitente y su círculo.
Pero siempre que se admita la carcel como residencia temporal, si el mensaje enviado cala en la sociedad (Mandela), o como escuela de oficios varios en caso diverso.

Alguno que me conozca no creerá en lo que escribe este relativista y positivista.
Pero al fin, negados los valores trascendentes de la Ley, no podemos cuestionar su eficacia sin plantearnos desobedecerla. Para ello, el propósito es esencial: sin intención de cambier la Ley injusta, su desobediencia no tiene sentido; sin divulgación de la acción, tampoco, pues se pierde la posibilidad de conseguir lo más preciso, la mayoría.

Por mi parte, ni siquiera en estos sistemas de participación popular extraparlamentaria confio.

Me limito a incumplir la norma sistemáticamente, al percibir que mi fuerza y dinero se merman y no se incrementan cuando la cumplo; y que ni aún la generosidad me hace replantearme la cuestión, y con ello entregar las armas como se me propone, al observar que mi gesto tendrá inciertas consecuencias.

6.- Concluyo que mi consejo de resistir la Ley como deber ético, tanto en presencia de lo colectivo de la afrenta, cuando si habíamos de enfrentarnoslas sólos dando ejemplo, es tan impresentable como la de Gandhi, pero la presento en esta bitácora por su trascendencia jurídica.

Si no hay valores incontrovertiblemente demostrados, su analista debe aislarse para ser objetivo.

El valor errado ha de combatirse por las élites... Eludir el castigo por su no aceptación es también debido, por su efecto pedagógico: redime del temor al castigo divino, que tarda en aparecer, como único ligado al cumplimiento de esas normas rancias.

"Conversación entre reclusos:
-Y tú, ¿porqué cumples condena?
- Por que me ligaron..."

La norma está cada vez más disociada del concepto de Bondad o moral, pero no qué de cientos hay presos en Cádiz.


En el blog jurídico, al plantear motivos que justifican la inobservancia de la ley

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