lunes, 30 de enero de 2012

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Desde que accedí a la formación universitaria, mi estímulo intelectual más fuerte y que a día de hoy sigue siendo el motor de aspiración de ideas para la conformación de mi estructura intelectual de todo tipo, profesional, moral, …base de mi sentido común, aún¡¡¡ ha sido la filosofía jurídica y política en cuyo estudio me introdujo Gregorio Peces-Barba, y que germinó sobre superestructuras mentales “meramente” formales derivadas del tatuaje del latín en mi cerebro a cargo de D. Francisco Torrent. Un lenguaje de base sólida utilizado por primera vez para tratar una sección verdaderamente nuclear del conocimiento son mi único patrimonio mental de verdadera importancia hasta que la oposición para ingreso en el Cuerpo de Abogados del Estado llenó los cajones de esos muebles, hasta entonces bien dispuestos, ordenados y limpios, pero vacios, ya que la Universidad no sirve hasta hoy para formar a nadie, quedando la labor al albur de que se coincida con algún formador excepcional como los mencionados, cuya labor ciertamente no es atribuible a la Institución sino sólo a su peso personal. Así las cosas, la contemplación de los sucesos de mi entorno y la evaluación de su “gobierno” siempre me ha llevado a preocuparme por el hecho de que los males que sufre la colectividad por causa de su gestión (los que sufre cada individuo por causa de su falta de sustancia son otro asunto) no se solucionan con la alternancia de partidos políticos en el poder, pese a que mi formación me recuerda que tal alternancia es imprescindible para evitar la corrupción. Admito que prefiero el cambio y por tanto a un partido sobre otro, pero sólo por esa razón de evitación del mal mayor: si se trata de abordar la solución de los problemas ciudadanos, ese sofisma que imprime a todo político profesional la prioridad de alcanzar el Poder por que sin él no se ejercen las ideologías me resulta tan chabacana ideológicamente como inevitable parece resultar a sus actores y a los votantes. La acción de gobierno así fundamentada tiene la misma altura que la que presenta la artesanía frente al Arte: se busca el resultado de una técnica por su tradición, y no por su eficacia. Dado que está demostrada la ineficiencia de las técnicas (idelologías) en concurso para otro fin que no sea el de la perpetuación de sus voceros en puestos que les dan sustento pese a su improductividad, parece conveniente plantearse si no es ya necesaria la sustitución de esas artesanías por una idea verdaderamente creativa: por un Arte político. Anticipo que quien se ocupe de generar una idea nueva (no es que la novedad sea un bien en si misma; es que sólo la nueva idea se adecuará a la descripción de situaciones como la actual que están, Y ESTO ES LO FUNDAMENTAL, ayunas de soporte intelectual que las explique, plantee en sus justos términos, y consecuentemente defina en función de su mecánica evolutiva y no de prejuicios o tópicos inaplicables, tanto su ser como su deber ser) no encontrará forma de desarrollar sus consecuencias por los cauces que existen, y que sólo la fortaleza que pueda adquirir en función del convencimiento que genere en cada uno pueden dotarla de lo que se necesita para que se convierta en un vector político influyente: la fuerza suficiente. No voy a ocuparme ahora de los orígenes del Poder como Hecho Fundante Básico. Kelsen ya lo hace y yo me he ocupado de glosarlo aquí hasta la saciedad. Ahora se trata de que esa perspectiva desapasionada que nos permite no incidir en el error y describir los escenarios en virtud de su esencia y no de su Justicia, como paso imprescindible de todo intento para acercar aquellos a esta sin perecer en el intento por creer imponible nuestra Bondad sin la suficiente Fuerza, y aún peor, por creer nuestra Bondad como universalmente aceptada, con el agravante del totalitarismo al idéntico fracaso que a igual falta de Poder presenta el proyecto. Primero debe describirse el escenario actual y crear soluciones a los problemas que presenta, abandonando la ambición de ser quien las aplique; segundo, debe evitarse que los actuales gestores del Poder se ocupen de tal tarea, ya que ha quedado demostrada su incapacidad creativa y su sumisión acrítica a la regla de permanencia como previa al ejercicio del gobierno, que hasta ahora sólo ha sido calamitosa para los gobernados, y soportable sólo por una bonanza económica aturdidora. Por tanto, deben generarse nuevas descripciones, nuevas soluciones y nuevas vías para su aplicación, limitando la actuación política hasta el punto en que empiece a ser dañina, tolerándola mientras desarrolle sus criterios en esos campos demostradamente estériles que hoy ocupa y usando la Fuerza, el Poder, para limitarla cuando los exceda… Eso si es cierto que hay un nuevo Poder, un Hecho Fundante Básico que se imponga, como sugiere la certeza de la ineficacia del antiguo Poder para solucionar los problemas de sus administrados, y la conciencia de que ya no existe en su base Fuerza alguna, pues es detentado por Estructuras que han abandonado su sustento ciudadano para la obtención de las prebendas de que disfrutan sus dirigentes, no siendo infrecuente el espectáculo de que acuerdos entre estos gestores superan teóricas discrepancias en perjuicio de sus votantes y en aras de un fin que acaba siempre siendo el equilibrio de fuerzas delegadas que permita la perpetuación en el Mando… olvidando porqué son “delegadas”¡¡¡ La Fuerza de uno le hace comer carne y matar al débil que se la disputa; la fuerza de dos débiles les permite compartir la carne del fuerte y a la vez eliminarle como competidor; la fuerza de varios fuertes su impone a la de varios débiles y al fin, la del mayor número sobre la del menor, hasta que alguien acierta a ver que si no se aniquila al rival vencido el número crece a cada confrontación. En ese momento se impone la idea de que la confrontación de fuerzas debe adoptar una forma no destructiva para que la victoria de un día no impida sino que coadyuve a la del siguiente, acertando el Hombre a dotar a cada individuo combatiente de un valor abstracto cuya suma determina el Poder del grupo, naciendo la democracia. Como se ve, nada hay en ella que la emparente con la Justicia o la Bondad o con ningún otro valor que no sea el de la Fuerza que será mayor cuanto más numerosos los llamados a ejercerla. Este es el cuento que conté a mis hijos, y que termina con la guinda de que la colectividad bien comida y caliente empieza a querer música y teatro, momento en el que empieza a valorar a los que los proporcionan, independientemente de que suelen ser sujetos “no-grupales”, de esos que antaño habrían muerto, y hoy sólo tendrían el consuelo de la sumisión, viendo que mejoran de situación pese a su falta de fuerza, a su minoría… situación que se extiende a otros colectivos minoritarios en función del aumento de bienestar de la Mayoría, de la Fuerza, que deja de ver peligro en ellos, y adquiere conciencia de su contribución. Hace tiempo esa contribución contradecía y ahora la fortaleza de la situación mayoritaria hace que simplemente sufra matizaciones que son bien apreciadas donde antes eran masacradas por enemigas. No se qué tipo de idiocia colectiva hace olvidar tan simple planteamiento y activa un peligroso impulso de la minoría hacia la imposición frente a la mayoría. Es obvio que la amnesia colectiva no hace reaccionar a la mayoría en tiempo real, y que el sentimiento de culpa judeo-cristiano fortalecido por el mandato fortísimo del matriarcado ha generado por combinación, no se olvide, de colectivos débiles, que los fuertes teman actuar como tales. De ahí que las decisiones surgidas de sus comunidades no resistan el embate de las comunidades quizá menos sofisticadas, pero en las que aún queda claro quién y porqué gobierna, de modo que sus decisiones son más fuertes y se imponen independientemente de su justicia o bondad. Quien discuta este planteamiento es débil o ciego. Hasta ahí, ningún problema; pero deja a su colectividad a merced de las que no son tan obtusas, y ello por la tozudez de la Fuerza, sin asomo alguno de la Justicia en el devenir del fenómeno… Es la historia de las agrupaciones de territorios y sus confrontaciones bélicas hasta la conformación del actual territorio europeo, no habiendo situación que no se explique en función de estos parámetros, desde la unificación de Italia, hasta la dimensión de Austria pasando por el gobierno sucesivo de la Alsacia-Lorena. II Normalmente me detendría aquí, porque no suele interesarme y más bien me estraga la matización que sufre el ejercicio del Poder una vez culminado su objetivo, a saber, la fundamentación de un Estado Moderno (Monopolio del ejercicio de la fuerza legítima por un gobierno sobre la totalidad de la población que ocupa un determinado territorio: Weber, Bodino, Maquiavelo…). Los matices antes aludidos siempre me han resultado repugnantes, y mi antipatía por el débil sólo es pareja a mi esfuerzo por construir un ser humano poderoso con que servir al débil en sus necesidades. De ahí a transformar Amor cristiano en obediencia a un derecho… Y aún, ¿Cómo puede ser cristiano ceder a la imposición de quien no ama a los demás e intenta imponerse sobre ellos? No hablo del que quiere que le toleren sino del que quiere que le reserven el 25% de una cuota de puestos de trabajo, o del que exige alterar las reglas del lenguaje, que como tal es sólo convención y por tanto aséptica, en virtud de lo que a todas luces es el error de confundir el sexo con el género, y que pese a ello parece un trágala… En otras épocas la reacción habría sido el exterminio o el suplicio físicos ante la mera práctica privada de tales ideas. Ahora se pretende impunemente la imposición pública… Tarde o temprano vendrá la reacción pendular. Ahora quiero ocuparme de lo que era mi objeto para estas páginas. Nunca he estado del todo cómodo con el planteamiento anterior. Es por supuesto un planteamiento fascista, en el sentido de que su conformación mecánica se hace por agregación de fuerzas, y de la expresión gráfica que de la cohesión de las colectivas hace la fasces al reflejar lo intrascendente de la vara rota ante la capacidad exhibida por el haz que la contiene; imagen que por cierto no se limita a la iconografía de la Italia mussoliniana, sino que además de proceder de la cultura romana clásica, o mejor dicho, precisamente por ello, se muestra sin pudores imbéciles en el sillón en que se sienta Lincoln en el Capitolio de los EEUU…¡¡¡ Es por tanto un planteamiento universal y coherente con la eficiencia de cada comunidad, ya que como mater discordiarum no es connatural al hombre y si se adopta es sólo por pragmatismo. Pero cada uno tiene su propia idea de lo que es o no bueno, y pese a aceptar que no es extrapolable, y que la mayoría hace de la idea contraria, por más equivocada que la creamos, una idea más eficiente, y que ello sea empíricamente indiscutible…No por ello cambiamos de idea. Hasta ahí, mi planteamiento no cambia: lo individual de mi idea queda para mi si la alternativa es imponerla a la mayoría que no la comparte, rompiendo reglas que más allá de lo que esa concreta idea defienda sostienen la viabilidad común, y más en un grado de excelencia como el que yo y los míos disfrutamos. Como mucho me permito la boutade de la resistencia individual, a medias estética y ética, pero en ningún momento defendida como categórica, y sobre la base de que mi incumplimiento no impone nada a nadie. Mi duda: la idea minoritaria, no compartida, no impositiva, pero que no se conforma con ser tolerada, sino que busca su propia comunidad de sujetos conformes para ser regla y no excepción… En teoría daría igual que se aplicara a una región, a una parcela, a un piso o a una habitación: requiere represión por confrontarse con la regla contraria del Gobierno que ejerce el Poder, de modo incompatible con tal situación y que por tanto no puede tolerarla sin perder su esencia. Ni Zonas de Exclusión Guerrillera, ni Euskalerrias, ni siquiera “Repúblicas Independientes de mi Casa”… Sin embargo… III ¿Qué sucede cuando no nos desenvolvemos en un territorio? No hay precedentes hasta ahora, pero, ¿Y si hay un conjunto de redes de transporte de datos accesibles a los ciudadanos que a través de una traducción no real sino meramente plástica o “virtual” pueden generar impulsos u órdenes de sus usuarios para que en dichas redes y en su transfiguración de pura imagen se produzcan cambios reconocibles por los demás usuarios, pero que en si mismas no puedan operar cambio alguno en la realidad física más allá de lo que un usuario haga, apartándose pues de lo acontecido en tal red, aunque influido por ella? ¿La megadifusión de una fantasía la cualifica para convertirla en fenómeno que merezca igual respuesta jurídica que una realidad? Si escribo un libro que protagonizo bajo seudónimo y en el que aparezco como el héroe de gestas que nunca me atrevería a llevar a cabo en mi vida, no merezco más reproche que el de mi mala calidad como literato.. ¿puede merecer distinta respuesta, sobre todo si es sancionadora, el mismo comportamiento por estar megadifundido? ¿Cuál es el límite numérico teórico de esa mega difusión…-por si el Quijote, aún fuera de la Red, lo hubiera alcanzado ya…-? Y aún más ¿Y si la consecuencia de tal acción no pudiera exceder del confín del aspecto de la propia red de albergue de datos? El índice de fortaleza de una comunidad es el de la intensidad de comportamientos alternativos que tolera por no considerarlos dañinos. La civilización democrática tolera formas de arte que la totalitaria repudia; La civilización actual considera aceptables comportamientos que la tradicional condenaba… Por tanto, puede afirmarse que comportamientos minoritarios pueden ser tolerados por una sociedad fuerte, y que cuanto más fuerte sea esa sociedad, mayor es el espectro de los comportamientos que, no gustando a su mayoría, no considera necesario perseguir por que no pueden dañarla y a cambio incorporan diversidad, la cual en si misma se vislumbra como beneficiosa simplemente por existir, independientemente de que lo diverso en sí aporte más o menos beneficios, siempre que no perjudique. Imaginemos que el Poder tecnológico genera una red de flujo de comunicaciones cuyo contenido excede a la voz o a la imagen, o a los “bips” del Morse, y se extiende a toda representación perceptible por los sentidos “estéticos”, esto es, incapaz no de causar dolor sino aún mal sabor. Imaginemos una imposibilidad absoluta de flujo de contenido desde esta Red hasta la realidad tangible, fuera del que pueden protagonizar sus usuarios en tanto que tales, sin conexión alguna con la Red… Parece fácil y sano limitar a dicho entorno los efectos generados por impulsos que el mismo reciba, sin perjuicio de castigar a sus usuarios si transgreden la ley. Pues bien, Internet es puramente virtual. Nada en ella puede cruzar la pantalla del monitor sin intervención de un sujeto físico. Ni siquiera un phishing me hace más pobre, ya que mi dinero en el banco quedará incólume mientras la Ley siga estableciendo que la banca por internet es un beneficio para el Banco, y que por ello debe pechar con los perjuicios accesorios. O sea, que yo pueda al fin retirar de la oficina el mismo dinero que ingresé para gastarlo en la vida real. Y por supuesto, descendiendo desde ese caso extremo, la injuria a mi avatar no daña mi fama, ni mi aceptación de ser esclavo de otro es exigible fuera de la Red. Ello debería responder a determinadas cuestiones. Pero, ¿Y si doy valor a mi avatar en la Red, o a datos que en ella almaceno? Bien. Lógica: tu valor es un conjunto de ceros y unos… pide un conjunto de ceros y unos que te resarza. No hay daño virtual. La Red sólo daña si se la usa fuera de si misma. Por ello no cabe la censura, ni la sanción para quien por ella circula, independientemente de qué sea lo que haga al circular. Evidente, pero discutido. IV Ahora, veamos qué sucede cuando el contenido de datos se desparrama fuera de la RED. Personalmente, me vuelven loco las imágenes de mujeres obesas examinando en ropa de gimnasia colecciones de numismática. Sobre todo si tienen determinada edad. No oculto la dificultad de conseguirlas, por lo que en ocasiones intercambio con amigos de gustos afines (lo que tiene la globalización…) dibujos, aún animados, que los más diestros de entre nosotros realizan para representarlas. Incluso hemos pagado a modelos para que se dejen filmar o fotografiar en esa actitud, si cumplían nuestros parámetros de complexión física y objeto examinado. En una ocasión, un comunero sugirió que le gustaría culminar la escena matando a la modelo… No se a cuántos gustó la idea; a alguno si, porque pronto se difundieron dibujos, aún animados, con ese contenido. A continuación, fotos más o menos realistas, y luego algún video. Claro, ridículo feroz cuando aparecieron las gorditas protagonizando otras películas, pero… Ninguna idea es agresiva si se desarrolla entre el límite mental y el virtual; la más perversa debe ser tolerada, porque resiste a la prueba de la ignorancia: nadie sufre si se la ignora. A más, ninguna mentira es tal si no ha de superar la virtualidad: yo soy el Capitán América, mientras no quede con nadie en un bar porque se sienta atraído por mi avatar virtual; y juego en un casino siendo menor y apostando mis órganos vitales mientras que nadie se presente ante mi puerta para cobrarme si pierdo, de igual modo que debo aceptar que me echen a los rottweilers si intento hacer efectiva mi ganancia en la casa de Lupe, que se apostó su virginidad conmigo on line. Y a aún más, si coloco en la Red un conjunto de ceros y unos de mi propiedad, se que ingresa en la capacidad de manejo de flujo universal. Porque no son más que ceros y unos… Porque no sale una actuación dramática o un sabor o un tacto de mi pantalla, sino un conjunto de ceros y unos que los remedan. -INTERMEDIO- Al comprar la película o el video pago sin quererlo porque presumen que lo voy a compartir… Ahí no hay tu tía. Pero imaginemos que no. Yo no soy yo en la Red. No respondo por violar a los avatares que has colocado a mi alcance diciendo que son tus niñas pequeñas, ni pagaré con mi salario la hipoteca que contraté en una página de Monopoly, ni responderé por un mal consejo en medicina por no ser médico. Si consigo quedar con tus hijas, o cobro por una casa que no es mía a quien la ofrecí en RED, o finjo ser médico para cobrar honorarios por mis consejos (incluyendo los gratuitos que se financian vía publicidad)… A la cárcel. Pero no por asumir virtualmente lo que no soy realmente, sino por sacar del ámbito virtual efectos reales, y más aún (aunque no necesariamente, basta que perjudiquen), si me benefician. Por eso hasta ahora en nuestro país no era sancionable penalmente la actuación virtual sin beneficio económico. Pero… La RED… no es ilimitadamente libre por su falta intrínseca de efectos materiales? Mi opinión es que SI, y no es una opinión ética. En la RED se ha evidenciado un mundo alternativo de FUERZA eficiente, de PODER real y actuante, y que sólo está pendiente de confrontarse con otro que se le oponga para convertirse en HECHO FUNDANTE BÁSICO, a lá Kelsen de su propio entorno social. Anonymous será tan legítimo como los Austrias o los Habsburgo si es capaz de repartir alrededor de modo irresistible tantas ostias como el primer guerrero de esa estirpe en su momento, cuando su brazo armado se probó más nocivo que otros, y sus rivales se sometieron a su poder, no siendo sino mucho después que a un descendiente se le ocurriera invocar la Gracia de Dios como fuente de legitimidad, o que a unos constituyentes se les ocurriera que por más irracional que fuera la institución una Corona estabilizaba el sistema… Y si es discutible aún en términos de criterio actual la represalia a base de difusión de virus, me parece muy democrático el sistema del ataque de denegación de respuesta, que no daña sino que bloquea la capacidad del que se enfrenta a la mayoría de los miembros activos de la comunidad, incluso si se valen de instrumentos de multiplicación de su capacidad de presencia, ya que además de ser índices aún no proscritos de demostración de fuerza (como el sufragio censitario) equivalen a la misma posición preeminente que suele explotar el bloqueado. A partir de aquí, muchas discusiones pierden significado. Si robo un CD (y me cogen) me sancionan por atentar contra la propiedad. Si lo descargo de internet nada sucede (y menos si lo comparto, porque para eso me han cargado un canon. Pero aún sin canon,) Si lo cuelgo o soy el continente que se ofrece para ello, y no buscamos ni obtenemos beneficio, tampoco seremos sancionables… De hecho, si soy el sustento económico de la actividad cobrando por dar un motor que facilite la descarga, su simultaneidad, el acceso a un ancho de banda mayor, etc…. Sólo me enchironan si no pago impuestos¡¡¡ Como a Capone, pero mi actividad no es ilegal y no probada, sino legal y pese a ello perseguida¡¡¡ No es el subterfugio al que recurre quien no puede probar un crimen, sino la represalia frente a quien no comete crimen alguno que no sea oponerse a los fuertes¡¡¡ A no tardar, esa transgresión de los límites entre lo real y lo virtual genera una respuesta equivalente (bloqueo de páginas policiales, etc…) en expresión del nivel de Poder que ostenta en este escenario cada cual. Era previsible, y aún deja flecos no muy justificables… Si la Mafia durante la Ley Seca vendía un producto ilegal pero no intrínsecamente inmoral, el efecto era que no bajaba el consumo sino la fuerza de los delincuentes frente al Estado, hurtándose del Fisco cantidades de otro modo sujetas, y con los consiguientes problemas de salud por intoxicación; el único objetivo manifiestamente incumplido era el de acabar con el consumo de alcohol. Lo mismo se puede decir de las demás drogas, pero es que en nuestro caso, además, el recurso al castigo por cuestión de impuestos, que otrora enjugó la inviabilidad de probar otros delitos deja en mantillas a quienes hoy cuentan con medios ni siquiera soñados entonces.) Una vez más el sentido común: No es posible evitar la circulación de réplicas de los contenidos que se almacenen en forma de ceros y unos una vez que han accedido a la RED, sin importar las medidas que para evitarlo se tomen. Y no ha sido posible condenar a los que lo hacen por ese comportamiento, debiendo acudirse a un razonamiento espureo a tal efecto. El motivo es significativo: el cuerpo social no apoya a los que intentan imponer la medida, ni se abstiene de ejecutar el comportamiento. No considera delito, por no entender que vulnera la propiedad, y ello porque no incluye entre las que integran el derecho de propiedad las que están en la ley, y juzgar atinadamente que en la ley deberían estar sólo las que tal cuerpo social dijera… ¿Correr al negro y devolverle a que le rebanen el pescuezo a su país para que Shakira se compre una finca de mil millones o Alejandro Sanz una isla, o peor aún, para que siga forrándose uno que no ha escrito una canción desde la del pollo frito? ¿Y si los propios sujetos activos del derecho no se ponen de acuerdo, y sintomáticamente permiten la descarga los menos conocidos y la prohíben los famosos? Y esta para connoiseurs: ¿Y si todo el sistema se monta para que se beneficien sólo una panda de amiguetes, y por ejemplo se fijan módulos hasta los cuales el artista no cobra por lo difícil dela gestión d ereparto de beneficios pequeños, y a continuación se asesora a aquellos amiguetes para que hagan un concierto conjunto en verano, de modo que entre todos lleguen al módulo y cobren no sólo lo que no hubieran cobrado, sino la parte correspondiente de los que no llegaron? El mero hecho de la virtualidad debería responder, ya que a este campo, en concreto, no deberían ponerse puertas. Parece que se juega en ello el desarrollo de la Humanidad, que se incrementa geométricamente, si, pero que debe la geometría de ese incremento a la difusión en RED en los últimos tiempos… Un argumento más, a sumar al de la virtualidad y la supremacía del bien jurídico del desarrollo global frente al enriquecimiento individual es el que se limita estrictamente a los criterios económicos actuales. Quien pone su contenido en RED para difundirlo no se come una rosca, y para prueba, este escrito. Quien usa internet obteniendo beneficio es porque cuenta con medios para ocupar muchos millones de veces el ancho de banda que ocupo yo y así me luce el pelo. ¿paga más que yo por ello? ¿acaso no sostenemos entre todos el soporte que él usa de modo estratosféricamente más intenso? Pues ubi aemolumentum, ibi onus… V Es posible que estas ideas no sean muy originales, aunque afirmo no haberlas copiado de nadie. En todo caso hay que gritar a los cuatro vientos que la diferencia entre una banda de facinerosos y un colectivo que defiende la justicia estriba en una estructuración jurídica de las ideas defendidas. Me parece que no falta un acuerdo común en que la propiedad no ampara lo que la SGAE y Alejandro Sanz dicen, ni es un arcano que el consumo de arte mayoritario descansa sobre el concepto de la gratuidad de tenencia y reproducción, cobrando el artista su imagen y aparición física, únicos bienes originales y no “clonables”. Tampoco me parece discutible la antipatía común hacia los que han intentado sostener la postura contraria, lo que en si ya es democráticamente bastante para quitarles la razón al menos en lo que jurídica y económicamente toca. Pero es que hay argumentos también de lógica y sentido común y que claman por leyes que los recojan no sólo por ser mayoritarios sino por ser justos y congruentes con los tiempos. Lo que faltan son expresiones sistemáticas de estas razones y derechos, perjudicando mucho la confianza en la comprensión ciudadana, tan mutable, o en la sensibilidad de los políticos al sentir de la mayoría, porque sólo aparece cada cuatro años, estando el resto del tiempo al servicio del dinero. AQUÍ ESTÁ EL PRINCIPIO DE CONSTRUCCIÓN TEÓRICA.